«Cuando leí que San Juan se quería postular para organizar la Universiada de Verano de FISU me emocioné y entusiasmé mucho, aunque no me sorprendí. Es que cada vez que vuelvo a mi provincia la encuentro más linda, con mejor infraestructura como ciudad, organizando eventos deportivos internacionales y con nuevas instalaciones deportivas de primer nivel».

Alejandro Toro es jugador de Voley. Fue parte de la Selección Argentina, desde menores hasta la mayor. Participó en los Juegos  Panamericanos Guadalajara 2011. También jugo World League con la celeste y blanca y fue parte de la Selección comandada por Julio Velasco. Pero para nosotros, Ale es el capitán del equipo de Voley dirigido por Waldo Kantor que se colgó la histórica medalla de bronce en Gwangju 2015. La posibilidad de que San Juan sea sede de la Universiada de Verano de FISU lo toca de cerca, porque además de haber vivido los juegos siendo protagonista en la edición 2015, Ale es sanjuanino y ama su provincia.

«Apenas ví que Emiliano Ojea estaba con Sergio Uñac le escribí compartiéndole mi alegría y me puse a disposición para colaborar en lo que haga falta. La verdad que no entiendo mucho de política, pero sí me doy cuenta que el gobernador está muy comprometido con el deporte de la provincia que no para de crecer y como deportista sanjuanino me llena de orgullo y me pone muy contento».

Desde Brasil, donde está jugando la Superliga en el Caramuru, Toro no abandona sus estudios y continúa su DOBLE CARRERA. Porque además de romperla toda en el Caramuru como deportista, sostiene sus estudios para ser Corredor Inmobiiario y Martillero Público. Lo hace a distancia, en UNTREF Virtual. «Estoy muy contento con la carrera que estoy haciendo, aunque voy un poco lento por mi calendario deportivo».  Y entre los entrenamientos, la competencia y las horas de estudio, se hace un tiempo para entusiasmarse con que su provincia reciba a los 170 países que forman parte de la FISU: «Ojalá podamos ser sede de los Juegos Universitarios Mundiales 2023. San Juan está a la altura de organizar un evento tan increible como ese. Yo sería el primero en colaborar, porque me tocó vivir en carne propia esa experiencia inolvidable de ser parte de una Universiada, y solo la mínima posibilidad de que se pueda hacer en mi provincia ya me emociona. Además, cuando fuimos a Gwangju, vimos que la Villa de los atletas después se transformaban en vivienda para los ciudadanos; o sea que además de recibir una fiesta del deporte inolvidable e histórica para nuestra provincia y para el país, 10.000 sanjuaninos tendrían acceso a una vivienda despúes de los juegos, es increible».

 

SOBRE SU PASO POR LA UNIVERSIADA 2015.

«No me imaginaba nada de lo que se venía cuando fui a Gwangju, fue una experiencia increible. Cuando Waldo Kantor hizo la prueba éramos un montón, y a medida que se fue reduciendo la lista me fui ilusionando. Ya había jugado en la selección menor, juvenil y mayor, pero tenía muchas ganas de ser parte del equipo que viajaba a Corea del Sur» nos cuenta de la previa de aquella experiencia. «La verdad que no tenía idea que existía FeDUA y que había tanto movimiento con deporte universitario en Argentina y los empecé a conocer en la previa cuando entrenábamos en el CeNARD y me di cuenta el compromiso que tienen con los estudiantes deportistas.»

Gwangju fue, para FeDUA, un punto de inflexión. Fue la posibilidad de viajar por primera vez con un deporte de conjunto y el salto cuantitativo más grande: de 31 personas en Kazan 2013 a los 120 que fueron a Corea. «Cuando llegamos a Gwangju no teníamos idea lo que nos íbamos a encontrar, y todo fue superador a nuestras expectativas: la villa de los atletas, inmensa; la ceremonia inaugural, inolvidable; y nuestros rivales, todos de jerarquía: de hecho los rusos que nos ganaron hoy están jugando mundial y la World League en la selección mayor».

Ale guarda los mejores recuerdos de su paso por la Universiada de FISU: «La medalla de bronce, que fue un sueño, la verdad es que queda como un recuerdo más. Por que la experiencia vivida, los momentos compartidos, la mística de la delegación argentina y los vínculos que generamos a partir de la convivencia es superador a cualquier cosa que me tocó vivir».