Empezó la facultad y dejó el tenis porque creyó que sería imposible continuar con los entrenamientos y competencias. Había elegido Medicina – una carrera larga y exigente -,vivía en Paraná y viajaba a Santa Fe para cursar en la Universidad Nacional del Litoral.  En ese combo, el deporte no tenía lugar. O al menos eso pensaba Federico Brown Moia.

Su amigo Juan Badano, primero, y luego Betina Jozami, le dijeron que se anotara en los preselectivos para unos Juegos Mundiales Universitarios. Juan y Betina, también tenistas, habían participado en las Universiadas de Kazan 2013 y contagiaban entusiasmo compartiendo sus experiencias. A Fede le picó el bichito de la curiosidad, averiguó, se anotó en los preselectivos para Gwangju 2015 y volvió a agarrar una raqueta después de unos cuantos meses. Así comenzó la historia.

«No entendía mucho de qué se trataba, era todo nuevo, ni sabía que existía el Deporte Universitario», recuerda. Finalmente, luego de jugar los torneos selectivos obtuvo su plaza para las Universiadas 2015 y fue parte de la delegación que defendió la celeste y blanca en la ciudad coreana, «una muy linda experiencia», según sus palabras. Desde aquella vez que retomó el tenis, Fede representó a la Argentina en Gwangju, en los Juegos Universitarios Sudamericanos Miramar 2016 – donde ganó medalla de oro en dobles con Juan Obeid, Plata en singles y Bronce en doble mixtos con Camila San Martín-, y en los Juegos Universitarios Sudamericanos Bogotá 2017. También representó a su Universidad en los JUR 2016, 2017 y 2018 y, este año, el tenis de la UNL ganó la competencia Regional y obtuvo la medalla de Plata en la Nacional. Un éxito.

Los viajes diarios de su Paraná natal a la Universidad ya quedaron en el pasado porque se mudó a Santa Fe. «Eso me permitió organizarme mejor con el estudio y los entrenamientos».  Ahora se prepara para un nuevo desafío: los FISU América Games, los primeros Juegos Universitarios Sudamericanos, que se disputarán del 19 al 29 de julio en San Pablo y a donde la Argentina llevará una delegación de 195 personas.  «Cuando empecé la facultad pensé que nunca más iba a poder competir y directamente dejé de jugar. El Deporte Universitario me devolvió esa posibilidad», reconoce agradecido. Ese es uno de los motivos por los que apoya el proyecto Doble Carrera que impulsa la FeDUA y dice que «está buenísimo, ojalá que  se sumen muchos más deportes y universidades».

«Los torneos a nivel universitario nos motivan a volver, como fue mi caso, o a no dejar el deporte, por eso me encanta ver el trabajo y el crecimiento de la FeDUA. Espero que el Deporte Universitario Argentino siga creciendo».