Todavía está fresco el recuerdo del Mundial Universitario de Futsal en Almaty, Kazajistán. Es que, según cuenta Leonel Zelcer, fue una de las cosas más lindas que le pasó en la vida. “Me sorprendió el Mundo FISU, la organización, el nivel de la competencia, las instalaciones, todo fue un lujo. Nos sentíamos profesionales que solo debíamos dedicarnos a jugar. Fue una experiencia única que también nos permitió demostrar que estamos a la altura”. Lo aclara porque, como ya es historia conocida, el equipo casi se pierde el Mundial por una estafa que complicó sus posibilidades de viajar. “Desde que nos enteramos, tuvimos dos semanas muy intensas, nos movimos muchísimo e hicimos todo lo posible para poder participar. Y si bien la estafa no fue nada favorable, nos unió y nos sirvió para conocernos más y estar más juntos que nunca, porque el viaje –a esa altura- dependía de nosotros 100%”, cuenta.  Y está convencido de que “el grupo supo estar a la altura de las circunstancias, tanto fuera como dentro de la cancha, el sabor amargo de la estafa ya se olvidó y lo que queda es la felicidad y experiencia de haber estado en el mundial, las ganas de mejorar, participar en otros torneos y lograr estar entre los mejores del mundo.”

Leonel es Ingeniero Industrial, se recibió en la UTN el año pasado. Juega al futsal desde chico y siempre lo combinó con el estudio, primero con el colegio y más adelante con la universidad. “Los primeros años cursé a la mañana y todas las noches entrené. Cuando comencé a estudiar de noche, busqué los espacios para entrenar. Nunca quise dejar ninguna de las dos cosas, no quería tampoco atrasarme en la carrera. Armé un tetris para combinar y pude.”

El porqué: “Amo el Deporte, lo necesito todos los días  para estar bien. La carrera es mi futuro laboral. Lo que tuve que hacer fue lograr un balance entre ambos para no abandonar ni hacer las cosas al 50%. Se me complicó un poco los últimos años, pero lo pude lograr. Dormí un poco menos, aproveché los fines de semana, los viajes en colectivo y cualquier momento libre para estudiar”.

Dos años atrás se enteró que existía una selección universitaria de futsal que competía en eventos internacional, fue a convocatorias y selectivos hasta que quedó en el equipo. “Ahora soy parte del Deporte Universitario y, aunque por mi edad no podré ir al próximo mundial, estoy preparado y con ganas de dar una mano en lo que se necesite en el futuro para los próximos jugadores”.