Rocío Tapia estudia el Profesorado de Educación física en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y fue justamente representando a su Universidad en los Juegos Universitarios Regionales (JUR) como se acercó a su otro sueño: vestir la camiseta celeste y blanca. Eso pasó en los FISU América Games que se disputaron por primera vez en julio pasado, en la ciudad de San Pablo. Allí, Rocío tuvo el orgullo de jugar en la Selección Argentina Universitaria de futsal. “Tuve el privilegio y la oportunidad de competir en los Juegos Universitarios Panamericanos que se realizaron en Brasil y ojalá pueda participar en muchos más”, dice entusiasmada.
La UMET se convirtió en un gran soporte para que Rocío llegara a Brasil. “Cuando llegué con la noticia de que podía jugar en San Pablo se alegraron mucho e hicieron todos lo posible para ayudarme. Sin su apoyo no hubiera sido posible el viaje ni el sueño de jugar defendiendo a mi país con el deporte que amo”.
Su participación también fue un impulso para que otros estudiantes de la UMET conozcan más acerca del Deporte Universitario y todas las oportunidades que brinda a los estudiantes que practican deportes. Rocío asegura que lo mejor fue “volver de Brasil y poder compartir con todos la inolvidable experiencia que viví”.
Con tanto entusiasmo, Rocío no dudó en sumarse a la Comisión Nacional de Estudiantes Deportistas. Un espacio en el que buscanm entre otros objetivos, “lograr un gran desarrollo del Deporte Universitario, que ningún deportista tenga que encontrarse frente a la difícil decisión de elegir entre el estudio o el deporte, que se puedan generar fuentes de trabajo para aquellos deportistas que quizás no tengan cómo financiar sus participaciones”. Sabe de lo que habla: “Cuando terminé el secundario jugaba al Fútbol 11 en River, pero como en nuestro país el fútbol femenino no es profesional, tuve que decidir entre trabajar y entrenar o estudiar y trabajar, porque los horarios no eran compatibles. Me alejé del deporte para estudiar y trabajar, pero, por suerte, con el tiempo pude acomodar mis horarios y hoy curso el último año de mi carrera. Me pone muy contenta saber que logré entrenar y trabajar sin dejar de estudiar».
Respeto, dedicación, sacrificio y, sobre todo, no darse nunca por vencida son los valores que rescata Rocío de su experiencia como estudiante deportista. “Son valores que me acompañarán toda la vida: Si en un partido el resultado es malo, siempre vamos a tener otra oportunidad para dar revancha y creo que de eso se trata la vida, de siempre dar revancha”.