“Maricela al Mundial de Triatlón”, dice el cartel impreso a color y acomodado en el canasto de mimbre de una bicicleta de paseo verde, justo en el hall de entrada de esta oficina de Puerto Madero en la que trabajan 180 personas. La bicicleta se rifa: 20 pesos cada chance de ganarla. Maricela Cuello sonríe: “Sin todo este apoyo no podría ir a ningún lado”. Mañana a la mañana saldrá por primera vez del país: viaja a Suiza para participar del 13° Mundial de Triatlón Universitario en la ciudad de Nyon. Ella y Agustín Gutiérrez, de Río Negro, serán los únicos dos representantes de la Argentina en la competición en la que Maricela espera, entre nado, bicicleta y carrera a pie, tardar menos de dos horas y media: “Ese es nuestro objetivo”, asegura.

27 07 16 Sociedad Entrevista a Maricela Cuello, quien participara del Mundial de Triatlon en Suiza gracias a la ayuda de los compañeros de trabajo. Foto Diego Waldmann
Tiene 25 años y, aunque aprendió a nadar recién a los 18, se dedica al triatlón hace tres. Nada 1.500 metros en aguas abiertas, pedalea 40 kilómetros por la ruta y –este es su fuerte– corre otros 10 kilómetros. Los días de semana se levanta a las 5:20 en su casa de El Palomar, viaja hasta un gimnasio en Recoleta y allí entrena bicicleta y carrera. A las 9 entra a trabajar a una agencia de medios en la que prepara reportes sobre estadísticas y datos. Es que, además de triatleta, Maricela es licenciada en Estadística. A las 19 ya está lista para seguir entrenando en Devoto: nada y corre hasta las 22, y viaja de vuelta a El Palomar. Los fines de semana entrena de seis a siete horas por día –aprovecha para pedalear en la ruta– o incluso compite en distintas localidades del país.

“Tuvimos una muy buena temporada en 2015 y lo que va de 2016”, dice. Maricela está séptima en el ranking nacional de su categoría, y esa buena ubicación era uno de los requisitos para viajar a Suiza. Otro era haber cursado en alguna universidad argentina en los últimos dos años: ella estudió Estadística en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Durante toda la entrevista, Maricela conjuga los verbos en la primera persona del plural. Habla de ella y de Gonzalo Villegas, su entrenador desde que, hace ocho años, empezó a correr en un club de Caseros. Habla también de sus compañeros de trabajo, que organizaron rifas y sorteos para ayudarla a costear el viaje: “Mari es muy valorada profesional y personalmente acá, así que surgió espontáneamente ayudarla. Cada uno aportó lo suyo: con plata para comprar una porción de torta en las ferias del plato que organizamos; o con algunos contactos que conseguimos fue que también logramos que tuviera su pasaje y el alojamiento que, estimativamente, cuestan unos 30 mil pesos”, dice Rocío Cala, directora de Recursos Humanos de Starcom, la agencia en la que esta atleta de sonrisa frecuente trabaja hace dos años.

En su plural, Maricela también habla de Cecilia y Daniel, sus padres: la adoptaron cuando ella cursaba segundo año en la escuela secundaria que dirigía Cecilia, en Caseros. “Cuando ellos me adoptaron yo pasaba por una situación familiar muy difícil y, aunque mantengo contacto con mi familia biológica, prefiero no hablar de eso”, cuenta. Fueron Cecilia y Daniel quienes le compraron una bicicleta para competir, que ella estima en entre 25 y 30 mil pesos. “Y me bancaron la carrera y el deporte durante muchos años”, agrega, con gratitud.

“Fue todo a pulmón: a alguien le regalaban un voucher por una sesión de masajes y lo donaba para venderlo barato, a 50 pesos. Las biromes que siempre repartimos, se vendían a 10. Si un cliente mandaba pendrives de regalo, por ejemplo, se rifaban”, explica Cala, y reflexiona: “Nos sorprendió la cantidad de gente que se enganchó”. También sumó algunos porotos la Municipalidad de Tres de Febrero, y las federaciones de triatlón aportan la ropa y los 150 euros que cuesta inscribirse en el Mundial. Un amigo bicicletero de su papá completó el equipamiento: esta semana, engrasó y alineó la bici, y le puso las ruedas de carbono que un amigo de Maricela le prestó especialmente para la ocasión.

“Cualquier deportista sueña competir con la camiseta de su país. Levantarme temprano y acostarme tarde por los entrenamientos, y la ayuda de mucha gente, me hicieron llegar a este Mundial, y eso ya es un logro muy grande”, dice Maricela. Sus compañeros de trabajo la abrazan, la aplauden. La quieren.

Fuente: Diario Clarín