Es de Guernica y juega en Lanús Rugby Club. Estudia profesorado de educación física en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).En solo seis años, pasó de entrenar con botellas y arena a competir en el segundo evento multideportivo más grande del mundo: Napoli 2019.

Ella es Melina Alcaraz.

-¿Cómo empezaste a jugar al rugby?

Arranqué a los 17. Antes jugaba a la pelota con los pibes del barrio y al handball en el secundario. Siempre me gustó hacer mucha actividad física. Pero cuando terminé el colegio no tenía plata para jugar en un club handball. Así que me invitaron a rugby que estaba 50 pesos en mi gran querido Club Social (Guernica Rugby Club Social y Deportivo).  En el 2017 dejé de jugar porque me quería enfocar en la facultad. En ese momento, me invitaron a jugar en Ezeiza (Club de Rugby Ezeiza) y dije :‘me voy a dar la posibilidad de poder jugar un partido URBA’, yo quería competir, estar en un torneo. En 2018 paré devuelta y no aguanté. Entonces volví a mi club con la idea de poder transmitir todo lo que había aprendido en mi tiempo en Ezeiza. Comencé en noviembre y ahora con esto de la competencia y los mundiales me tuve que pasar a Lanús (Lanús Rugby Club) y ya me quedo ahí. Me queda mucho para seguir aprendiendo.

-¿Cuál considerás que es tu mayor logro como deportista?

-En principio, al ser de un club social, solamente jugaba amistosos. Mi primer logro como deportista fue a fines del 2017, donde jugué 4 meses en el Club Ezeiza Rugby. Yo quería poder jugar un partido URBA (Unión de Rugby de Buenos Aires), y en el poco tiempo que estuve, quedé seleccionada para los entrenamientos. Ese fue tremendo logro para mí, ya que no lo esperaba. Pero sin dudas el mayor es este, ser parte de la Selección Universitaria.

-¿Qué significa para vos representar a Argentina internacionalmente? ¿Cuánto te costo llegar hasta acá?

– Es tremendo, de hecho, aún no lo creo. Significa un gran logro a nivel personal, por todo lo que hay detrás de esto. Las idas y vueltas, dejar y volver, cambiarme de club para seguir aprendiendo… y ahora en Lanús estoy aprendiendo muchísimas cosas que no sabía. Lo que más me costó fue tener una mente positiva, estuve rodeada de jugadoras con mucha más experiencia y estado físico que yo. Fue muy difícil.

-¿Te imaginabas esto?

-Esto es un mundo absolutamente diferente donde no pensaba estar. Jamás se me dio la idea de viajar en avión por ejemplo y menos salir del continente, pero ni ahí. Sé que es porque estoy acostumbrada a estar en un club social donde las pelotas son lisas, donde los escudos los hicimos nosotras, a entrenar con gomas de cámaras de bicicleta y pesas con botellas de arena. Pero ahora en Lanús tengo el respaldo absoluto de un club que tiene toda la atención, así que estoy intentando pulirme lo más rápido posible para estar preparada para Italia.

-¿Cuáles son tus expectativas para este año de competiciones? Teniendo en cuenta que este año son las Universiadas en Napoli

-En este momento mis expectativas están en poder construir un buen juego con mis compañeras, poder conocernos mucho más para mejorar todo lo que se pueda. Entrenar todo lo que pueda para poder tener el nivel que un seleccionado demanda. Luego de Italia, seguir entrenando y mejorando todo lo que pueda para seguir creciendo como jugadora.

-¿Qué opinas del deporte universitario?

-Es hermosa la oportunidad que te da, estudiar y seguir creciendo como atleta, es un sacrificio doble en estos tiempos que todo cuesta tanto, esta buenísimo. Te abre puertas a poder seguir creciendo, te da esa experiencia deportiva que sirve demasiado, y siempre sin dejar de estudiar.

De entrenar con botellas, a Napoli 2019. Ella no lo cree, pero tiene algo.  Por un lado, una innegable habilidad innata y sacrificio que la llevaron a donde está. Por otro, un apoyo de las políticas de deporte universitario, que hacen que una ‘crack’ como Melina pueda pasar de un club social barrial, a competir en el segundo evento multideportivo más grande del mundo.

Artículos Relacionados